miércoles, 1 de junio de 2011

De las hadas del infierno...

Me gusta cuando te pintas la cara.
Cuando transformas tu cuerpo,
en un espectáculo para la masa.
Botas altas, pantalones de cuero,
pronunciados escotes, corsets o faldas.
Engáñalos mujer,
sigue haciéndoles creer que es tu vanidad
quien necesita ser recompensada.
Te sabes hermosa, mujer perversa,
y utilizas tu sensualidad como arma.
No ya para salir de cacería,
ni para someter a algún animal nocturno.
Ambos sabemos que estás harta.
No pediste tener esos hermosos senos,
ni la cintura precisa, ni la cadera perfecta.
No fuiste tu quién seleccionó
esas largas y curvadas piernas.
Por eso tu mirada está extraviada,
en cada toma, en cada noche,
en cada encuentro con gente sin alma.
Dé que te sirven los halagos o admiraciones,
conoces de sobra tu belleza.
Ninfa de fuego, si acaso alguien te entendiera.
sabrían que solo es un juego,
que usas tu cuerpo para ser admirada,
para ser olvidada.
Cualquiera podría tener un buen cuerpo,
o el accidente que sabes,
es la genética aplicada.
Te conoces y sabes que eres más que eso;
por tus ideas es que quieres ser apreciada.
Quieres sueños, pensamientos, discusiones acaloradas.
Te sabes imperfecta, aprendiz, insegura
por eso tu imagen, no es más que una vil fachada.
Hermosa mujer de negro,
agrédelos, se hostil con ellos.
Tanto más te admiren,
sabrás que solo desean tu cuerpo,
tanto más te adulen,
más lejanos estarán de tus sentimientos.
Cuán poco sabemos,
demonios siniestros,
de la soledad de tu belleza,
Cuán insensibles,
a la riqueza de tu cerebro.
Por eso doncella,
hada del infierno,
píntate la cara,
continua con este baile de máscaras,
jugando a ser mimada,
riendo en tus adentros.

1 comentario:

Para que no sea un simple y eterno monólogo, dejame leerte también...