martes, 24 de mayo de 2011

De discapacidades...

Tienes razón,
esas nalgas tuyas son mi perdición.
Me conoces.
Me sabes débil a tus miradas
y confías, abusas, te presumes y contoneas
(incendiándome las venas).
Usas esos gloriosos senos
-fuentes de vida y deseos-
como afilados puñales,
prestos a someter mi voluntad.
Gritas, reclamas, exiges
o cierras las piernas,
obligándo un "si" como respuesta.
Violencia y soberbia,
utilizas el calor de tus entrañas,
de ese sexo, palpitante y salado,
paraiso donde me baño
cuando tu tempestad ha pasado.
Violencia y soberbia,
de venderte y controlarme con tu cuerpo,
deseando que respete tu cerebro.
Esta bien amor...
sigue pensando que soy yo en discapacitado.

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