Lo lamento.
Sé por lo que me cuentan,
que fuiste tu la primera.
Por desgracia solo recuerdo tu cabello,
la inocente sonrisa
y la ineptitud de mi primer beso.
¿Quién lo iba a saber?
que 27 años y una cana después,
habría de escribirte arrebatándote al recuerdo.
Has sido tu quien definió
lo que habría de gustarme de una mujer
y sin embargo, no te encuentro.
Te ofrezco disculpas: me avergüenzo.
No veo tu nombre, ni tu piel ni tus facciones.
Y aún así te sigo buscando en cada cuerpo que veo.
Lamento jamás haber crecido,
jamás haber dejado de ser aquel niño,
tímido e inocente,
enamoradizo y tierno.
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