martes, 24 de mayo de 2011

De joyas...

Pareciese fácil una vida de excesos.
Acompañar al viento en sus andanzas,
entregarse a la aventura y hacerse a la mar bajo bandera pirata.
Lanzarse al abordaje con el cuchillo entre dientes y tras la victoria,
hacer que el enemigo, camine por la plancha.
Finalmente, conseguir tesoros, joyas y riqueza,
ocultarlos en algún sitio preciado,
lejos del alcance de otras manos.

Pero
¿Qué sabes tu de la enfermedad en altamar?
o del calor y la sed, aún rodeado de agua.
¿Qué sabes de las balas que no te matan al contacto?
de la nube de astillas -muerte dolorosa y lenta-
en que se convierte la madera al recibir un impacto.
Finalmente ¿Qué sabes de la nostalgia?
De poseer un tesoro abandonado,
de vagar sin rumbo inmerso en una nueva empresa y
distante de una tienda donde gastarlo.
Un año se ha ido ya: apasionante, divertido, nostálgico
12 meses alejado de mi tesoro:
Una Perla brillante, hermosa, de tonos nacarados.
La ausencia, la distancia, el tiempo
todo ha contribuido a difuminarlo.

Hacerse a la mar! ja!
insensatos!!!!!
Por eso somos pocos los granujas y bandidos,
los viejos lobos de mar, curtidos al sol, en la soledad y el vino.

(Los tesoros mutan en olvido, las aventuras en canciones,
la nostalgia en silencio y el honor en acero).

Limpia tu mis heridas, viejo mar, amigo.
Llénalas de sal y cauterízalas,
ayúdame y continuemos juntos el camino,
que ser pirata es mi honor,
mi vocación,  bandera y oficio.

Que en el oleaje, a ser hombre he aprendido:
libre y enrebeldo, solitario y nostálgico,
implacable y feroz, tierno y maldito.

Ayúdame a soportar la carga,
viejo mar, amigo.
De ser centinela, actor y testigo
en el abandono de mi tesoro: corazón y paraíso.

Recíbeme nuevamente, continuemos la aventura,
zarpemos a sotavento y protege mi  bandera negra.
que en lontananza esta el ocaso,
y en algún nuevo buque, la promesa de un botín divino.






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